Los viajes de Gilibert. INTRODUCCIÓN

Ni que decir tiene que es difícil definir esto. Pero creo que puedo
intentar hacerlo. Hace tiempo que vengo observándome, igual que observo a
las personas, analizando. Busco porqués desde que soy consciente de
ser. Supongo que el porqué de mi búsqueda no es una decisión consciente,
sino el resultado del funcionamiento de mi red neuronal (lo que
llamamos cerebro) y de su interacción con el entorno. Vamos, que a
veces funciono más por instinto genético que por el mero hecho
de proponérmelo. Igual que todo el mundo.

El caso es que, tanto por iniciativa personal como por casualidad genética y
de entorno, me entretengo y me pregunto inquieto. Y en esa
inquietud constante, me he pensado.

Todos estamos locos. Tajante y verdadera. Nuestro pensamiento obedece a
una máquina muy bien diseñada por la evolución, supongo, pero inexacta.
Todos los aspectos psicológicos de la personalidad de un ser humano
pueden estudiarse dentro de un rango de parámetros. Puedes ser un
individuo con un 9 en celos, un 8 en baja autoestima, un 3 en ético, un 6
en esquizofrénico… y así una extensa lista de aspectos a cuantificar que
van variando en nuestra vida. Del valor combinado de estos parámetros,
es decir, de cómo se relacionen entre sí, nace tu personalidad, tu manera
de enfocar y de sentir el mundo. Digamos que tu inconsciente y
dormido condicionante genético es el molde sobre el que lo aprendido y lo
vivido se moldea.
Pues entre todos estos amasijos de órganos,ácidos nucleicos y
reacciones químicas, me descubro en mi enfermedad mental pseudodesarrollada: tengo delirios de grandeza. Creo que mis ideas pueden funcionar. Además
de creativo, tonto. Aunque hay un aspecto positivo. Tengo ideas
positivas, bienintencionadas y, probablemente algunas, equivocadas.
Pero continuamente pienso en un mundo mejor, más justo y más
equilibrado, donde se aprovecha el potencial humano y se es consciente del
bien de todos. No imagino un mundo perfecto porque sé lo que es una
utopía. No existe la perfección. La utopía no existe. La distopía sí. Es como si
se nos hubiese negado el cielo teniendo presente la posibilidad de acabar en
el averno. Pero sí existe el camino. Podemos llegar al estado de buscarla, que
es nuestra manera de ganarnos el cielo. Y yo que me lo creo.

Durante mis paseos con el ser humano he podido observar ciertos
mecanismos básicos de funcionamiento. Todo funciona con dinero,
con publicidad, con despotismo democratizado. Todo viene controlado por
un sistema, el capitalista, cuya consecuencia económica es la
sociedad. Simplista será decir máximo beneficio económico para definirlo, pero
el capitalismo es simple en su esencia. Igual que el comunismo, al menos el
que yo entiendo: máximo beneficio social. Y como consecuencia de esa
máxima, un sistema económico, político y de acción.

Del refranero popular aprendo. Cada día, te lo prometo. Y dicen que si no
puedes
con ellos, te tienes que unir a ellos. La globalización, consecuencia social
del capitalismo, también es un proceso lógico en el comunismo. Y positivo,
por tanto. Hay que aprovechar los recursos que tenemos.

Y es aquí donde empieza mi inquietud y termina la madurez de lo imposible.  Quiero cambiar el mundo!!