Paula de piel mojada, recién salida de la ducha mientras la luz alumbra en una esquina. La habitación penumbra del mediodía de agosto.
Ayer la noche se le antojó valdía, y sin embargo tan aprovechada, que hoy podía sentir tranquila el tiempo de la tarde. Por el momento Lorena la esperaba en casa, a 10 minutos de paseo. Allí piscina y charla las acompañaría hasta volver a anoche. Y así es que Paula sonreía.
Se vistió despacio, disfrutando de la sensación de abrocharse los botones del vestido, cansada de la velocidad del día a día. Demasiadas veces el despertador sonaba tarde, o quizás tardaba en levantarse, y tenía que acelerar el paso. Y eso no le gustaba nada. "Mañana empiezo a prepararme 15 minutos antes", solía convencerse, aunque no era más que una mentira. En realidad sentía mucho más placer al encontrarse en medio de los sueños, consciente y a la vez dormida.
Terminó de peinarse y apagó la radio, musical por aquel entonces. Buscó las llaves en su bolso de Mary Poppins, más por la cantidad de cosas que cabían que por la forma, pero nunca las encontraba a la primera, sino más bien tarde. Cuando cerró la puerta, al echar a andar, le sobrevino esa sensación inevitable de haberse olvidado algo. "No importa" dijo "hoy no necesito nada. Sólo a Lorena, una piscina y charla. Nada más".
Y así es como Paula volverá a estar mojada para secarse al viento, de vacaciones por un tranquilo pueblo soleado.
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